Después de terminar tercero en el Gran Premio de México Charles Leclerc, de Ferrari, se metió en un lío con la FIA tras utilizar la palabra con "F" durante una rueda de prensa oficial.

El lapsus se produjo mientras Leclerc describía el momento en el que perdió el control de su coche en la última curva, lo que permitió a Lando Norris de McLaren adelantarle por el segundo puesto.

Explicó: “Tuve un sobreviraje, y luego cuando me recuperé de ese sobreviraje, tuve un sobreviraje desde el otro lado, y entonces yo estaba como, ¡f***!”

Al darse cuenta de que había cometido un error, se disculpó rápidamente, bromeando: "¡Lo siento! ¡Oh, no! No quiero unirme a Max,” dijo riendo.

El incidente, aunque accidental, llevó a la FIA a imponer al monegasco una multa de 10.000 euros, de los que 5.000 euros se suspenden con la condición de que evite nuevas infracciones durante el próximo año.

Esta sanción es diferente de la que recibió Max Verstappen, de Red Bull, por usar la misma palabra antes del Gran Premio de Singapur, ya que el holandés recibió una asignación de servicio comunitario en lugar de una multa.

Más tarde criticó a la FIA por imponer sanciones incoherentes y, en señal de protesta, limitó sus respuestas en las ruedas de prensa oficiales de ese fin de semana y, en su lugar, celebró sesiones separadas con los medios de comunicación en el paddock de la F1.

La FIA señaló que la rápida disculpa de Leclerc era una razón para una sanción más leve y que su caso no era tan grave como el de Verstappen.

Por lo tanto, Verstappen sigue siendo el único piloto de F1 en cumplir sanciones de servicios comunitarios, habiendo recibido por primera vez un castigo de este tipo tras empujar a Esteban Ocon en parc ferme en el Gran Premio de Brasil de 2018.

Como parte de su sanción, Verstappen observó a los comisarios de la FIA en la carrera de Fórmula E de 2019 en Marrakech para entender su trabajo y más tarde asistió a una reunión del Programa Internacional de Comisarios de la FIA.