Red Bull comenzó su andadura en la F1 cuando compró el equipo Jaguar Racing a finales de 2004. En lugar de mantener las cosas como estaban, transformaron por completo el equipo, aportando energía fresca, una nueva identidad de marca y una clara ambición de triunfar.

El RB1 no era un coche completamente nuevo, ya que se basaba en gran medida en el modelo de 2004 de Jaguar, el R5. Sin embargo, la influencia de Red Bull ya era visible, tanto en el diseño del coche como en la actitud del equipo. Estaba propulsado por un motor Cosworth V10, convirtiéndose en uno de los últimos coches de F1 en utilizar un V10 atmosférico antes de que el deporte cambiara a V8 más pequeños en 2006.

Para su primera temporada, Red Bull confió en el experimentado piloto David Coulthard, que había pasado años en McLaren, y lo emparejó con los jóvenes talentos Christian Klien y Vitantonio Liuzzi, que se turnaron para pilotar el segundo coche.

Desde la primera carrera en Australia, el equipo sorprendió a todos. Coulthard terminó cuarto y Klien cruzó la meta séptimo, sumando puntos en su debut. Fue la forma perfecta de anunciarse al mundo de la F1.

A lo largo de la temporada 2005, Red Bull fue un equipo sólido en el mediocampo, puntuando regularmente y terminando por delante de nombres más establecidos como Sauber y Toyota. Al final del año, se habían asegurado el séptimo puesto en el Campeonato de Constructores con 34 puntos, lo que no estaba nada mal para un equipo nuevo.

Aquella temporada sentó las bases del éxito futuro de Red Bull. Christian Horner, que fue nombrado director del equipo, demostró ser el hombre adecuado para el trabajo, y la decisión del equipo de incorporar al legendario diseñador Adrian Newey ese mismo año cambió las reglas del juego. Poco después, Red Bull empezó a escalar posiciones y, sólo cinco años más tarde, ganó su primer campeonato con Sebastian Vettel en 2010.

Mirando hacia atrás ahora, el RB1 puede no parecer tan especial en comparación con los coches de Red Bull de hoy en día, pero fue el coche que lo empezó todo. Sin él, no habría dominio de Verstappen, ni era Vettel, ni racha de cuatro campeonatos a principios de 2010. Todo gran equipo tiene que empezar en algún lugar, y para Red Bull Racing, todo comenzó con el RB1.