El Gran Premio de Qatar regresó al calendario de Fórmula 1 en 2023, marcando su segunda aparición en la historia desde su debut en 2021, al tiempo que se aseguraba un acuerdo de 10 años con la serie.

Sin embargo, el evento del año pasado resultó ser una de las carreras más duras que los pilotos de F1 han experimentado debido al calor extremo y la humedad.

El Gran Premio se celebró a principios de octubre, cuando el clima de Qatar sigue siendo extremadamente caluroso y aunque era una carrera nocturna, la temperatura se mantuvo en torno a los 33°C. Dentro de los coches, hacía aún más calor, llegando hasta los 50°C.

Hubo varios factores que hicieron que la carrera fuera especialmente difícil. El Circuito Internacional de Lusail es conocido por su exigente trazado, con muchas curvas de alta velocidad que exponen a los pilotos a fuertes fuerzas G.

Por si fuera poco, debido a los problemas que se descubrieron con los neumáticos en los singulares bordillos de Qatar, la FIA limitó a los pilotos a un máximo de 18 vueltas por juego de neumáticos, para evitar un alto riesgo de pinchazo. Debido a esto, los pilotos tuvieron que esforzarse más de lo habitual, ya que no había necesidad de guardar los neumáticos como en otras carreras.

La combinación del calor, las exigencias físicas de la pista, y la regla especial de los neumáticos causó serios problemas a muchos pilotos. Esteban Ocon admitió que vomitó en su coche durante la carrera y la describió como la lucha por los puntos más dura que había tenido nunca.

Su amigo, Lance Stroll, reveló que casi se desmaya mientras conducía y Logan Sargeant incluso se retiró de la carrera antes de tiempo por sentirse indispuesto. Después de la carrera, muchos pilotos necesitaron ayuda del personal médico, ya que no podían salir del coche por sí mismos.

Una de las principales razones de estas condiciones extremas fue el calendario de la carrera. A principios de octubre, las temperaturas en Qatar son todavía muy altas, pero a finales de noviembre, el tiempo es mucho más fresco y manejable.

Trasladar la carrera a una fecha posterior en 2024 ayudará a evitar los riesgos a los que se enfrentaron los pilotos el año pasado. Creará unas condiciones más seguras y confortables, garantizando que la carrera siga siendo competitiva sin poner en peligro la salud de los pilotos.