Netflix, famoso por su éxito "Drive to Survive", que acercó la Fórmula 1 a un público más amplio con contenidos entre bastidores, utiliza ahora su nueva miniserie "Senna" para presentar a nuevos aficionados la vida y la carrera de Ayrton Senna.

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La historia comienza con uno de los momentos más emotivos de la historia de la Fórmula 1: El trágico accidente de Ayrton Senna en la curva Tamburello durante el Gran Premio de San Marino de 1994.

Aunque el espectáculo es visualmente impresionante, a veces da la sensación de estar incompleto y, a partir de este suceso, la atención se centra desde el principio en la celebración de Senna como leyenda del automovilismo, pero se pierde la oportunidad de explorar a fondo la persona detrás de la fama.

El equipo de producción hizo todo lo posible para que las escenas de carreras fueran realistas. Una empresa argentina construyó 22 coches iguales a los que Senna corrió, incluido el icónico Williams FW16. El equipo de sonido pasó más de un año capturando los sonidos reales de estos coches. Las escenas de carreras son rápidas, emocionantes y muy reales.

Senna era más que un piloto, y su historia iba más allá de las carreras. Para él, las carreras eran tanto un viaje espiritual como una forma de inspirar a la gente, pero, por desgracia, la serie no capta del todo la complejidad de quién era.

Su fuerte fe católica recibe poca atención en la serie. Su increíble labor benéfica en Brasil—donó cerca de 400 millones de dólares para ayudar a niños pobres—apenas aparece, sólo se menciona brevemente a través de los titulares de los periódicos.  

La rivalidad con Alain Prost, una de las partes más emocionantes de la carrera de Senna, parece demasiado simplificada. En lugar de mostrar los verdaderos altibajos de su relación, la serie hace que parezca una simple lucha entre un héroe y un villano, lo que no es justo para ninguno de los dos.

La rivalidad con Alain Prost, una de las partes más emocionantes de la carrera de Senna, está excesivamente simplificada.

A diferencia de la entrañable película "Rush", que mostraba por igual a James Hunt y a Niki Lauda, "Senna" da la sensación de favorecer fuertemente a Ayrton Senna, mientras que hace que Alain Prost parezca el malo, a pesar de ser un experto tetracampeón del mundo. Al no prestar la debida atención a ambos pilotos, la serie pierde la oportunidad de mostrar plenamente lo emocionante e importante que fue su rivalidad.

Por otro lado, el actor Gabriel Leone hace un gran trabajo mostrando la determinación y el encanto de Senna. Los decorados y el vestuario dan vida al llamativo mundo de la Fórmula 1 de los ochenta y noventa. Pero al intentar que Senna parezca perfecto, la serie pierde parte de lo que le hizo único.

El verdadero Senna era una mezcla de muchas cosas: un feroz competidor, un generoso humanitario, un orgulloso brasileño y un hombre profundamente religioso. Su fe jugó un papel importante en su forma de correr, a veces empujándole a asumir riesgos que otros no correrían.

Por ejemplo, una vez dijo que sintió que veía una luz divina mientras corría en Mónaco y una visión de Cristo después de ganar en Suzuka. Alain Prost llegó a comentar que la fe de Senna le hacía creer que no podía morir, lo que influyó en su audaz estilo de conducción.

Al omitir estos detalles o simplificarlos, la serie pierde la oportunidad de mostrar la verdadera complejidad de Senna, lo que es realmente lamentable, sin embargo, en general, es una buena manera de pasar 6 horas de su tiempo libre.