Hace quince años, el 23 de diciembre de 2009, Michael Schumacher sorprendió al mundo del motor al anunciar su regreso a la Fórmula 1 con Mercedes, tres años después de retirarse.

Junto a Nico Rosberg, el siete veces campeón se unió al equipo recién renovado, con el objetivo de ayudar a construir una futura potencia en la F1.  

A sus 41 años, Schumacher se enfrentaba a una parrilla llena de pilotos más jóvenes y con más hambre, y a una tecnología en evolución que difería mucho de la que él había dominado a principios de la década de 2000.

Además, el coche Mercedes de entonces, aunque competitivo, no era una máquina de ganar carreras. A pesar de los desafíos, Schumacher mostró destellos de su brillantez, incluyendo una memorable pole position en el Gran Premio de Mónaco de 2012, aunque una penalización en la parrilla le privó de la oportunidad de salir desde el frente.

Sus tres temporadas no le reportaron otro título, pero la experiencia y determinación del alemán fueron decisivas para convertir a Mercedes en el equipo dominante en el que se convertiría con Lewis Hamilton en la era híbrida unos años más tarde.

Este aniversario también se acerca a los 11 años del trágico accidente de esquí de Schumacher el 29 de diciembre de 2013 en los Alpes franceses. El accidente le provocó una grave lesión cerebral y, desde entonces, no se ha sabido nada de su estado de salud.